Con las tropas españolas
En la foto: Un afgano es cacheado en la entrada de la base militar española en Qala-e-now.
"Todo este material es americano", dice el teniente de la guardia civil Elices en el interior de un contenedor de paredes blancas y luz de tubos fluorescentes que le dan un aspecto pálido, y mostrando con cierta satisfacción un ordenador portátil militar con las siglas BAT y el dibujo de un murciélago que recuerdan al mítico superhéroe norteamericano. Sin embargo, BAT no significa aquí Batman sino "herramienta automática biométrica", un sistema que las tropas estadounidenses utilizan en Afganistán para identificar a supuestos insurgentes.
"Estamos en el país que estamos, y si alguien no tiene documento de identidad, se lo pide a un amigo y asunto solucionado", comenta el teniente, dejando claro que lo que en cualquier país occidental se podría considerar un sistema de identificación normal, en Afganistán simplemente no funciona. Sólo algunos afganos tienen carnet de identidad. El registro de los nacimientos no es obligatorio, ni tampoco el de los matrimonios. Por no haber, no hay ni un censo electoral a pesar de que ya se han celebrado cuatro citas con las urnas. Saber quién es quién en Afganistán es casi como buscar una aguja en un pajar.
"Depende del día, pero podemos identificar desde diez hasta más de cuarenta personas en una sola jornada", declara el sargento primero Montero, también guardia civil y también destinado durante horas cada día en ese contenedor de paredes blancas situado en la entrada de la base militar de Ruy González de Clavijo, que las tropas españolas tienen en Qala-e-now, la capital de la provincia de Badghis, en el noroeste de Afganistán. Allí se alojan casi un millar de militares. Intentar identificar quién entra y quién sale de la base es vital. Y no sólo eso. Los guardias civiles también se encargan de controlar quién embarca en cualquier vuelo militar español que despega desde esa localidad. En todos los casos, el procedimiento es siempre el mismo: hacen una fotografía a cada individuo, le escanean el iris de los ojos, y le toman las huellas dactilares de los diez dedos de las manos.
"El sistema ya te avisa si esa persona supone un riesgo o no, y te indica qué hacer. Por ejemplo, te dice si debes impedirle el acceso a la base o directamente detenerlo", explica el sargento primero Montero mientras hace una demostración con el equipo informático estadounidense que pone un cierto orden al caos afgano: conecta con una base de datos que contiene miles y miles de perfiles de supuestos insurgentes tras años de recogida de fotos, iris y huellas dactilares, y a la que tiene acceso la mayoría de países que constituyen la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad en Afganistán (ISAF).
Retirada
Con la retirada de las tropas extranjeras, la mayoría de esas máquinas también se irán. El Gobierno afgano no tiene acceso a la base de datos, y desde hace meses habla de su intención de implantar un carné de identidad electrónico, pero sin que se haya dado ningún paso firme en ese sentido de momento.
Durante los próximos días acompañaré al nuevo contingente español que se acaba de desplegar en los puestos avanzados de combate de Moqur y Ludina, en la provincia de Badghis, y que está formado en su mayoría por efectivos de la Brigada de Infantería Ligera Aeorotransportable (Brilat), procedente de Pontevedra, Asturias y Valladolid. La Brilat toma el relevo a la Brigada Paracaidista para precisamente encargarse del inicio de la retirada. Será el primer contingente que estará seis meses consecutivos en Afganistán y ha tenido un estreno un poco accidentado. Un teniente español resultó herido el pasado 10 de noviembre por disparos de un supuesto soldado del Ejército afgano.
Cada día decenas de afganos entran en la base militar española de Qala-e-now para trabajar. Los ataques de soldados y policías de las propias fuerzas de seguridad afganas se han convertido en una de las principales amenazas de las tropas internacionales en Afganistán. Más de cincuenta soldados extranjeros han muerto de esa forma este año. El enemigo puede entrar así: tranquilamente por la puerta.

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