 La Guardia Civil también ha sobrevivido a los intentos de su desmilitarización. Por fortuna, una reciente sentencia del TS ha ratificado su carácter militar
Escribir de la Guardia Civil es escribir de España y de nuestra historia, porque la Guardia Civil y su historia son parte de España.
En este año se cumple ciento sesenta y ocho años de la fundación del Benemérito Cuerpo. Fue un siglo tortuoso y variable de la historia de la política española con la alternancia en el Gobierno de absolutistas y liberales y con el trasfondo de la guerra carlista. El contexto era de gran anarquía con los caminos repletos de bandoleros, a los que la Milicia Nacional, que era el cuerpo encargado de nuestra seguridad, no conseguía hacer frente. Aquella situación llevó en 1820 a don Pedro Agustía Girón de las Casas, I Duque de Ahumada y de las Amarillas, a presentar un Cuerpo de nuevo cuño que fuera útil para traer la seguridad.
Su proyecto de la “Legión de Salvaguardias de la Nación” debía de cumplir aquel cometido. Hacemos mención de aquel proyecto porque en él se encuentra el germen de la Guardia Civil. Los enfrentamientos políticos de la época hicieron que las Cortes lo vetaran y hubo de esperarse a que llegase a la Presidencia del Gobierno Gonzáles Bravo para que este presentase un Real Decreto del Cuerpo de la Guardia Civil, llamado así a instancias de la Reina. El Real Decreto llevó fecha de 28 de marzo de 1836. Pero la Guardia Civil con el espíritu que hoy la conocemos fue fruto de la llegada al Gobierno del General Narváez, que en 1844 encarga al II Duque de Ahumada la organización de la Institución. El Duque que había servido al lado de su padre conocía de primera mano el proyecto de su progenitor y retornó el espíritu liberal y de servicio a los ciudadanos de aquel, incorporándolo al Real Decreto de 13 de mayo de 1844 por el que se reorganiza la Guardia Civil y se reconoce su carácter militar.
El 20 de diciembre de 1844 el Gobierno, a instancias de Ahumada, aprueba la “Cartilla del Guardia Civil” disponiendo que “de la misma se provea a todos los individuos del Cuerpo para su puntual y cumplida observancia”.
Leer la Cartilla y meditar sobre lo que en ella se regula es entrar de lleno en el espíritu de la Institución . El artículo 1º establece: “El honor es su principal divisa; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás” En el artículo 4º afirma: “El Guardia Civil ha de ser siempre fiel a su deber, sereno en el peligro, y desempeñando su función con dignidad, prudencia y firmeza”. Y en el 5º añade: “El Guardia Civil debe ser prudente sin debilidades, firme sin violencia y político sin bajeza”.
De obligada transcripción el artículo 7º: “Cuando tenga la suerte de prestar algún servicio importante, si el agradecimiento le ofrece alguna retribución, nunca debe admitirla ya que no hace más que cumplir con su deber”
Que buena guía es el contenido de este artículo para quienes ocupan cargos públicos. ¡Cuánta corrupción se hubiera evitado!
En el año 2004 y durante la Presidencia de Felipe González se conoció el escándalo de Luis Roldán, primer civil nombrado director general del Cuerpo. Fui miembro de la Comisión Parlamentaria que investigó la actuación de Roldán y conocí cómo éste, ante la ignorancia o incompetencia del Gobierno, había utilizado su puesto para robar y enriquecerse a costa de la Institución.
En la Comisión vimos lágrimas en los ojos de guardias civiles, hombres hechos y derechos, que se preguntaban, y preguntaban a los diputados socialistas ¿Cómo el gobierno había permitido dañar tanto la historia y el prestigio de la Guardia Civil? Pero ni un Roldán ni cien roldanes pueden dañar el prestigio del glorioso Cuerpo. Ahí están las muestras de cariño de los españoles en cualquier desfile que participe.
La Guardia Civil también ha sobrevivido a los intentos de su desmilitarización. Por fortuna una reciente sentencia del Tribunal Supremo ha ratificado su carácter militar y el actual Gobierno de España ha acabado con la dirección única de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, dejando a la Guardia Civil, como históricamente había estado, al mando de un director general.
La ETA disparando por la espalda y activando de lejos cargas explosivas, asesinó a más de 200 guardias y a familiares suyos, pero no ha conseguido doblegar su espíritu porque la Guardia Civil no está sola, como tuve ocasión de sostener en el Congreso el 4 de mayo de 1994: “Con ese Cuerpo admirado y admirable en el que algunos hemos creído ver la esencia del Estado de Derecho, como garante del orden constitucional, estamos todos los españoles de buena voluntad. Estamos con esa Guardia Civil que vela por nuestra seguridad y que en muchas ocasiones da su sangre por España en aras del deber cumplido, a cambio de un salario bajo”
LUIS RAMALLO GARCÍA
VIVA LA GUARDIA CIVIL
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